Ludwig van Beethoven retratado por J. K. Stieler en 1820 (detalle)


La trayectoria creativa de Ludwig van Beethoven (1770-1827) es universalmente conocida por sus sinfonías y sus conciertos para piano, pero entre 1795 y 1822 compuso también treinta y dos sonatas para piano, diez sonatas para piano y violín y cinco sonatas para piano y violonchelo —además de numerosas series de bagatelas y variaciones— que se encuentran no solo entre lo más íntimo y delicado de su producción, sino también entre lo que permite adentrarse con detalle en la vida de un autor que supo evolucionar y transformar la música de un tiempo en plena revolución artística y social.
Todo indicaría que el piano fue desde el principio el instrumento elegido por Beethoven para llevar a cabo lo que se propuso hacer desde que en su juventud fue alumno de Haydn, pero aun siendo así, no hay que olvidar que su precoz sordera determinó para siempre su actividad y que tan solo el teclado le permitió continuarla y no abandonar su insobornable propósito.
A través de sus sonatas, así como de sus sinfonías y conciertos, es posible descubrir un poco más qué habitaba, proyectaba, vivía o padecía la mente de un músico que hace doscientos años ni siquiera pudo escuchar su última sinfonía, pero sí comprobar que su nombre pertenecía ya a la historia de la humanidad.


Sonata para piano n.° 1 en fa menor (op. 2, n.° 1), 1795
I: Allegro (fa menor). II: Adagio (fa mayor). III: Minuetto. Allegretto (fa menor). IV: Prestissimo (fa menor).
Las tres sonatas para piano de Beethoven que constituyen el op. 2, escritas entre 1794 y 1795 y dedicadas a Franz Joseph Haydn, no fueron las primeras que compuso, ya que en 1783, cuando aún residía en Bonn, terminó las dirigidas el príncipe elector de Colonia, referenciadas en el catálogo de sus obras como Kurfürstensonaten (WoO 47), y otra concluida en 1792 y dedicada a Leonor von Breuning (WoO 51).
Aun así, las que corresponden al op. 2 están consideradas las primeras que escribió, ante las que Haydn, maestro del músico de Bonn entre 1792 y 1794, afirmó: «Talento no te falta, pero aún tienes que aprender».


Sonata para piano n.° 2 en la mayor (op. 2, n.° 2), 1795
I: Allegro vivace (la mayor). II: Largo apassionato (re mayor). III: Scherzo. Allegretto (la mayor). IV: Rondò. Grazioso (la mayor).
Aunque fue publicada en Viena por la editorial Artaria en 1796, junto a las otras dos sonatas del op. 2, esta fue la primera del autor que llegó a América, donde se estrenó en Nueva York el 5 de junio de 1807.


Sonata para piano n.° 3 en do mayor (op. 2, n.° 3), 1795
I: Allegro con brio (do mayor). II: Adagio (mi mayor). III: Scherzo. Allegro (do mayor). IV: Allegro assai (do mayor).
La tercera sonata del op. 2 adquiere un carácter más orquestal que las dos primeras, definidas por el virtuosismo necesario para su ejecución. Debido también a que es la más larga de las tres, algunos musicólogos consideran que el autor quiso iniciar con ella una sinfonía que adaptó posteriormente a una pieza para piano.


Sonata para piano y violonchelo n.° 1 en fa mayor (op. 5, n.° 1), 1796
I: Adagio sostenuto-Allegro (fa mayor). II: Allegro vivace (fa mayor).
Dedicadas al rey Federico Guillermo II de Prusia, cuya orquesta privada tuvo gran prestigio en las cortes europeas de las que el compositor esperaba obtener algún encargo o beneficio, las dos sonatas para piano y violonchelo que forman el op. 5 fueron compuestas en Berlín en 1796, durante una gira de conciertos que incluyó Praga, Budapest, Leipzig y Dresde. Se caracterizan por el desarrollo del violonchelo, que abandona su papel habitual de continuo para adquirir su propio protagonismo.
Beethoven compuso tres sonatas más para piano y violonchelo, que volvería a reunir en 1808 (op. 69) y 1815 (op. 102).


Sonata para piano y violonchelo n.° 2 en sol menor (op. 5, n.° 2), 1796
I: Adagio sostenuto e espressivo-Allegro molto più tosto presto (sol menor). II: Rondò. Allegro (sol mayor).
Para la interpretación de la segunda sonata para piano y violonchelo el compositor contó con el prestigioso contrabajista italiano Domenico Dragonetti (1763-1846), cuyo virtuosismo le hizo cambiar la perspectiva de la importancia que tanto el contrabajo como el violonchelo debían tener en la orquesta. Por ello, las partes más complejas de los dos instrumentos en sus sinfonías y conciertos parten de la colaboración con Dragonetti en la ejecución del op. 5.


Sonata para piano n.° 4 en mi bemol mayor (op. 7), 1796
I: Allegro molto e con brio (mi bemol mayor). II: Largo con gran espressione (do mayor). III: Allegro (mi bemol menor). IV: Rondò. Poco allegretto e grazioso (mi bemol mayor).
La cuarta sonata para piano fue compuesta en Bratislava en 1796 y dedicada a la condesa Anna Luisa Barbara von Keglevich de Buzin (1778-1813), futura condesa de Odescalchi, a quien dedicaría también el Concierto para piano n.° 1 en do mayor (op. 15). Se trata de una de las sonatas más largas de Beethoven, por lo que es llamada en ocasiones la Gran Sonata.


Sonata para piano n.° 5 en do menor (op. 10, n.° 1), 1796-1797
I: Allegro molto e con brio (do menor). II: Adagio molto (la bemol mayor). III: Finale. Prestissimo (do menor).
Las tres sonatas que forman el op. 10 fueron finalizadas en 1797 y dedicadas, en la edición vienesa de Joseph Eder de 1798, a la condesa Anna Margarethe von Browne, esposa del diplomático ruso Johann von Browne (1767-1827) —y benefactor del compositor— destinado en la capital austríaca.
La tonalidad elegida parece anunciar la que después sería conocida como Patética (op. 13), que escribiría poco después, e incluso la quinta sinfonía, si bien las otras dos sonatas del op. 10 están en tonalidad mayor.


Sonata para piano n.° 6 en fa mayor (op. 10, n.° 2), 1796-1797
I: Allegro (fa mayor). II: Allegretto (fa menor). III: Presto (fa mayor).


Sonata para piano n.° 7 en re mayor (op. 10, n.° 3), 1796-1797
I: Presto (re mayor). II: Largo e mesto (re menor). III: Minuetto. Allegro (re mayor). IV: Rondò. Allegro (re mayor).
La tercera sonata del op. 10 es la más larga de la serie y la única formada por cuatro movimientos, que exigen un mayor virtuosismo en el intérprete que las dos anteriores.
Fue concluida en el mismo periodo que los tríos de cuerdas del op. 9 y poco antes de iniciar las sonatas para piano y violín dedicadas a Antonio Salieri (op. 12).


Sonata para piano y violín n.° 1 en re mayor (op. 12, n.° 1), 1798
I: Allegro con brio (re mayor). II: Tema con variazioni. Andante con moto (la mayor). III: Rondò. Allegro (re mayor).
Las tres sonatas para piano y violín que constituyen el op. 12 de Beethoven fueron finalizadas en 1798, una época en la que aún permanecía bajo el magisterio de Haydn, por lo que el estilo clasicista de este y de Mozart se plasma en las tres partituras.
En la edición de Artaria de 1799 aparecen dedicadas a Antonio Salieri (1750-1825), Kapellmeister en la corte vienesa de los Habsburgo hasta 1790 y de quien también había sido alumno tras establecerse en la capital austríaca.
Se trata de una obra que en el momento de su publicación fue recibida con frialdad, pero que compositores posteriores, como Schumann, supieron valorar unos años después.


Sonata para piano y violín n.° 2 en la mayor (op. 12, n.° 2), 1798
I: Allegro vivace (la mayor). II: Andante più tosto allegretto (la menor). III: Allegro piacevole (la mayor).


Sonata para piano y violín n.° 3 en mi bemol mayor (op. 12, n.° 3), 1798
I: Allegro con spirito (mi bemol mayor). II: Adagio con molto espressione (do mayor). III: Rondò. Allegro molto (mi bemol mayor).


Sonata para piano n.° 8 en do menor (Pathétique, op. 13), 1798
I: Grave. Allegro di molto e con brio (do menor). II: Adagio cantabile (la mayor). III: Rondò. Allegro (do menor).
La Grande Sonate Pathétique, así anunciada por el editor vienés Joseph Eder en 1799, fue concluida en el año anterior y dedicada a su amigo y protector Karl von Lichnowsky (1761-1814), a quien también dedicaría su segunda sinfonía (op. 36). El subtítulo de la sonata procede más de los conceptos literarios de Goethe, Schiller —autor de Ode an die Freude— y el Sturm und Drang que de cualquier otro de finales del siglo XVIII, aunque el término ya había sido usado anteriormente con el sentido de revelación o expresión de sentimientos relacionados con el alma o el espíritu profundo. Sea como fuere, la obra quedó así reconocida en la historia de la música, en la que es un referente fundamental en el repertorio para piano.
Se trata de una de las primeras composiciones en las que Beethoven trata de reafirmar su estilo e iniciar su distanciamiento del clasicismo recibido, si bien no solo la fecha de creación aún indica que el autor estaba aún en un periodo temprano para ello, sino que se observan grandes similitudes con la Sonata para piano n.° 14 en do menor (KV 457) de Mozart.
El excelente recibimiento que tuvo entre sus contemporáneos impulsó el ánimo del autor en un momento de su vida en el que a diversas dificultades financieras y emocionales se sumó su dedicación al Concierto para piano n.° 1 en do mayor (op. 15) y a los cuartetos de cuerdas que un año después formarían el determinante op. 18.


Sonata para piano n.° 9 en mi mayor (op. 14, n.° 1), 1798
I: Allegro (mi mayor). II: Allegretto (mi menor). III: Rondò. Allegro comodo (mi mayor).
Finalizadas en 1798 y publicadas al año siguiente en Viena, las dos sonatas para piano que forman el op. 14 fueron dedicadas por Beethoven a la baronesa Josephine von Braun (1765-1838), esposa del importante banquero de la corte austríaca Peter Freiherr von Braun (1758-1819), mecenas del compositor en su periodo de transición e impulsora de la finalización y el estreno de Fidelio (op. 72). En 1801 el autor adaptó la primera de las dos sonatas para componer el Cuarteto de cuerdas en fa mayor (Hess 34).


Sonata para piano n.° 10 en sol mayor (op. 14, n.° 2), 1798
I: Allegro (sol mayor). II: Andante (do mayor). III: Scherzo. Allegro assai (sol mayor).


Sonata para piano y trompa en fa mayor (op. 17), 1800
I: Allegro moderato (fa mayor). II: Poco adagio quasi andante. III: Rondò. Allegro moderato (fa mayor).
También dedicada a la baronesa Josephine von Braun, la sonata para piano y trompa —única en su género que escribió— fue compuesta en 1800 para el instrumentista bohemio Jan Václav Stich (1746-1803), que se dio a conocer en las orquestas europeas con el nombre de Giovanni Punto y cuya depurada técnica supuso un gran avance para la importancia de la trompa en la orquesta.
La sonata fue estrenada en el Kärntnertortheater de Viena el 18 de abril de 1800 por Beethoven y Pinto en un programa que incluyó una sinfonía de Haydn, dos arias de Paër, un concierto para clarinete de Antonio Casimir Cartellieri y la obertura de La chasse du Jeune Henri, de Étienne-Nicolas Méhul. Beethoven y Pinto la interpretaron poco después en Pest, donde el bohemio era mucho más conocido que el alemán. El propio autor adaptaría después esta obra sustituyendo la trompa natural por el violonchelo e incluso por violín o flauta.


Sonata para piano n.° 11 en si bemol mayor (op. 22), 1800
I: Allegro con brio (si bemol mayor). II: Adagio con molto espressione (mi bemol mayor). III: Minuetto (si bemol mayor/sol menor). IV: Rondò. Allegretto (si bemol mayor).
Compuesta en 1800 y publicada en Viena por Hoffmeister en 1802, la sonata en cuatro movimientos del op. 22 estuvo dedicada al diplomático ruso Johann von Browne, a cuya esposa, la condesa Anna Margarethe von Browne, ya había dedicado las del op. 10.
Fue concluida al mismo tiempo que el Concierto para piano n.° 2 en si bemol mayor (op. 19) y la Sinfonía n.° 1 en do mayor (op. 21), y fue recibida con cierto distanciamiento que a Beethoven sorprendió, pues consideraba no solo que era una de las mejores sonatas que había compuesto hasta entonces, sino con la que pretendía avanzar en su propio estilo, lo que explica también que la dotara de cuatro movimientos.


Sonata para piano y violín n.° 4 en la menor (op. 23), 1800-1801
I: Presto (la menor). II: Andante scherzoso, più allegretto (la mayor). III: Allegro molto (la menor).
Dedicadas al conde y banquero austríaco Moritz von Fries (1777-1826), uno de los benefactores de la vida musical vienesa y protector de Haydn, Beethoven y Schubert, entre otros compositores, las sonatas para piano y violín n.° 4 (op. 23) y n.° 5 (op. 24) fueron publicadas en Viena por Tranquillo Mollo en 1801-1802.
Fueron estrenadas muy poco después de la primera sinfonía, y a diferencia de las tres primeras sonatas para los mismos instrumentos, recibieron buena acogida tanto por el público como por la crítica, que consideró que estaban entre lo mejor escrito por el autor.


Sonata para piano y violín n.° 5 en fa mayor (Frühlings-Sonate, op. 24), 1800-1801
I: Allegro (fa mayor). II: Adagio molto espressivo. III: Scherzo. Allegro molto. IV: Rondò. Allegro ma non troppo (fa mayor).
Como en muchas de las obras de este período, con el sobrenombre Sonata de Primavera el editor pretendía describir el carácter general de la obra y atraer a un mayor tipo de público. En este sentido, es importante recordar que Beethoven solía denominar «gran sonata» a aquella que estuviera formada por cuatro movimientos, clasificación que todas las casas editoriales tenían siempre en consideración para su propia actividad.


Sonata para piano n.° 12 en la bemol mayor (op. 26), 1800-1801
I: Andante con variazioni (la bemol mayor). II: Scherzo. Allegro molto (la bemol mayor). III: Maestoso andante. Marcia funebre sulla morte d’un eroe (la bemol mayor). IV: Allegro (la bemol mayor).
La sonata del op. 26 suele relacionarse, en el recorrido cronológico de la obra de Beethoven, con el inicio de su periodo intermedio o heroico —término derivado del tercer movimiento—, determinado por la evidencia de su sordera y por la composición de la tercera sinfonía (op. 55), el tercer concierto para piano (op. 37), el concierto para violín (op. 61) y Fidelio (op. 72), además de cuartetos de cuerda y otras sonatas para piano. Como es lógico, se trata de ambiguas líneas divisorias establecidas en función de diversos criterios, pero en esta sonata se detectan ya, más aún que en la n.° 8 (op. 13), cadencias, desarrollos y modulaciones que señalan de modo irreversible el camino hacia el romanticismo.
La marcha fúnebre y el héroe aludido en el tercer movimiento han quedado para la historia de la música como un pequeño enigma del que no se sabe con certeza si anuncia el espíritu de la tercera sinfonía o el del propio compositor, que reconoce en esta sonata su estado anímico, financiero y creativo.
Fue publicada en Viena en 1802 por Giovanni Cappi con la dedicatoria al príncipe Karl von Lichnowsky (1761-1814), uno de los benefactores más importantes con los que Beethoven pudo contar en la capital austríaca.


Sonata para piano n.° 13 en mi bemol mayor (Quasi una fantasia, op. 27, n.° 1), 1801
I: Andante-Allegro (mi bemol mayor). II: Allegro molto vivace (do menor). III: Adagio con espressione (la bemol mayor). IV: Allegro vivace (mi bemol mayor).
Publicada con el mismo número de opus que la Mondschein-Sonate, el autor quiso marcar con Quasi una fantasia el distanciamiento con las formas clásicas de Haydn y Mozart y su afianzamiento en el periodo intermedio o heroico del op. 26.
Fue publicada en Viena en 1802 por Giovanni Cappi con la dedicatoria a la princesa de Liechtenstein, Josefa zu Fürstenberg-Weitra (1776-1848), sin que conste otro tipo de relación entre el autor y la destinataria, esposa del príncipe Johann Joseph Fürst von Liechtenstein (1760-1836).


Sonata para piano n.° 14 en do sostenido menor (Mondschein-Sonate, op. 27, n.° 2), 1801
I: Adagio sostenuto (do sostenido menor). II: Allegretto (re bemol mayor). III: Presto agitato (do sostenido menor).
La sonata Claro de Luna es una de las más conocidas de Beethoven y forma, junto con Quasi una fantasia, una muestra inseparable del recorrido compositivo elegido por el autor. Está estructurada en tres movimientos, lo que indica que no la consideró «gran sonata», denominación que reservaba para aquellas a las que dotaba de cuatro. En la edición de Cappi de 1802 aparece dedicada a la condesa austríaca Giulietta Guicciardi (1782-1856), alumna del compositor, con quien la relación que él pretendía nunca prosperó.
El sobrenombre de la sonata no quedó establecido por su autor, sino por el poeta alemán Ludwig Rellstab (1799-1860), quien comparó el primer movimiento de la obra con el paisaje del lago suizo de Lucerna. Berlioz, según afirma Charles Rosen, dijo que «el adagio es uno de esos poemas que el lenguaje humano no acierta a calificar», mientras que Carl Czerny —alumno de Beethoven y después profesor de Liszt— lo llamó «una escena nocturna, en la que una lastimera voz fantasmal suena en la distancia».
Desde entonces, la Mondschein-Sonate permanece en la historia de la música como una de las más representativas y conocidas de Beethoven, quizá sin que él mismo lo pretendiera.


Sonata para piano n.° 15 en re mayor (Pastorale, op. 28), 1801
I: Allegro (re mayor). II: Andante (re menor). III: Scherzo. Allegro vivace (re mayor). IV: Rondò. Allegro ma non troppo (re mayor).
La Grande Sonata Pastorale fue publicada en 1801 con la dedicatoria a Joseph Freiherr von Sonnenfels (1733-1817), escritor y profesor durante la Ilustración vienesa. El nombre con el que es conocida no guarda relación con el de la sexta sinfonía, sino con el editor londinense Broderip & Wilkinson, aunque tampoco hay que descartar en Beethoven el ánimo de anticiparse al espíritu que le llevaría a componer el op. 68 siete años después.


Sonata para piano y violín n.° 6 en la mayor (op. 30, n.° 1), 1801-1802
I: Allegro (la mayor). II: Adagio molto espressivo (re mayor). III: Allegretto con variazioni (la mayor).
Dedicadas al zar Alejandro I de Rusia, que pagó a Beethoven cien ducados por ellas —aunque algunas fuentes indican que recibió del emperador un anillo de diamantes—, las tres sonatas para piano y violín que forman el op. 30 fueron compuestas entre 1801 y 1802, probablemente en el mismo periodo que la segunda sinfonía y el tercer concierto para piano, así como el de su amargo Heiligenstädter Testament [Testamento de Heiligenstadt].
No fueron muy bien aceptadas por la crítica, que las consideró «cotidianas» y con menor brillantez que las anteriores, si bien el tercer movimiento de la n.° 6 se convertiría tiempo después en el final de la admirada Sonata Kreutzer (op. 47).


Sonata para piano y violín n.° 7 en do menor (op. 30, n.° 2), 1801-1802
I: Allegro con brio (do menor). II: Adagio cantabile (la bemol mayor). III: Scherzo. Allegro (do mayor). IV: Finale. Allegro-Presto (do menor).
De las tres sonatas que forman el op. 30, esta es la única que consta de cuatro movimientos, y la única también en tonalidad menor, por lo que atendiendo a la costumbre del autor, debió de ser la que consideró más importante o Grande Sonate.


Sonata para piano y violín n.° 8 en sol mayor (op. 30, n.° 3), 1801-1802
I: Allegro assai (sol mayor). II: Tempo di minuetto, ma molto moderato e grazioso (mi bemol mayor). III: Allegro vivace (sol mayor).


Sonata para piano n.° 16 en sol mayor (op. 31, n.° 1), 1801-1802
I: Allegro vivace (sol mayor). II: Adagio grazioso (do mayor). III: Rondò. Allegretto (sol mayor).
Las tres sonatas para piano que forman el op. 31 —publicado en Zürich en 1803 por Jean George Naigeli— fueron escritas tras el Heiligenstädter Testament y juntas representan el inicio de una nueva tendencia estilística del autor que le llevará a la composición de la quinta sinfonía (op. 67). Sin embargo, hay expertos que consideran que el carácter del conjunto es poco característico del periodo personal que estaba atravesando el autor, sobre todo si se tiene en cuenta, aunque nunca llegó a enviarlo, el documento dirigido a sus hermanos.


Sonata para piano n.° 17 en re menor (Sturm-Sonate, op. 31, n.° 2), 1801-1802
I: Largo-Allegro (re menor). II: Adagio (si bemol mayor). III: Allegretto (re menor).
Aunque numerada después de la n.° 16, la sonata Tempestad (Sturm-Sonate) fue compuesta con anterioridad y tal vez inspirada en la obra teatral homónima de William Shakespeare, estrenada en Londres en 1611. Ello explicaría, además de las circunstancias vividas durante 1802, el tono dramático de la partitura.


Sonata para piano n.° 18 en mi bemol mayor (op. 31, n.° 3), 1801-1802
I: Allegro (mi bemol mayor). II: Scherzo. Allegretto vivace (la bemol mayor). III: Minuetto. Moderato e grazioso (mi bemol mayor). IV: Presto con fuoco (mi bemol mayor).
La última sonata del op. 31, y la única en cuatro movimientos, fue mencionada en ocasiones como La caza debido al ritmo del último, pero no es un sobrenombre que se haya impuesto en el tiempo.


Sonata para piano y violín n.° 9 en la mayor (Kreutzer-Sonate, op. 47), 1803
I: Adagio sostenuto-Presto-Adagio (la mayor). II: Andante con variazioni (fa mayor). III: Presto (la mayor).
La sonata en tres movimientos conocida como Sonata a Kreutzer fue escrita en 1802 y dedicada al violinista y compositor polaco George Bridgetower (1778-1860). Estrenada por los dos músicos el 24 de mayo de 1803, en Viena, Beethoven quedó tan impresionado por el virtuosismo de quien estaba afrontando la parte del violín que al terminar el concierto decidieron celebrarlo juntos.
Sin embargo, un desafortunado comentario de Bridgetower hacia una mujer enfureció al músico de Bonn, que rápidamente eliminó la dedicatoria de la sonata y la sustituyó por el nombre del violinista y compositor francés Rodolphe Kreutzer (1766-1831), considerado uno de los mejores intérpretes de la época. Bridgetower y Beethoven nunca volvieron a verse y Kreutzer jamás interpretó la sonata dedicada a él, pues siempre la consideró «intocable».
La veracidad, o la leyenda, sobre esta sonata ha permanecido intacta desde el día de su estreno, hasta el punto de que en 1899 inspiró el relato homónimo de Lev Tolstoi, que a su vez llevó en 1923 al compositor checo Leoš Janáček a componer su Cuarteto de cuerdas n.° 1. Fue publicada al mismo tiempo en Bonn y París, por N. Simrock, en 1805.


Sonata para piano n.° 19 en sol menor (op. 49, n.° 1), 1797
I: Andante (sol menor). II: Allegro (sol mayor).
Las dos sonatas que constituyen el op. 49, publicadas en Viena en 1805 y a pesar de su avanzada numeración en el catálogo general de sus obras, fueron compuestas por Beethoven hacia 1797 más como un ejercicio de creatividad —cada una consta de tan solo dos movimientos— que con un propósito creativo en sí, sobre todo si se tiene en cuenta que el op. 2 data de 1795. Por esta razón son consideradas «sonatinas», es decir, sonatas fáciles de sencilla ejecución, como el propio autor se refirió a ellas en alguna ocasión.


Sonata para piano n.° 20 en sol mayor (op. 49, n.° 2), 1797
I: Allegro ma non troppo (sol mayor). II: Tempo di minuetto (sol mayor).


Sonata para piano n.° 21 en do mayor (Waldstein-Sonate, op. 53), 1804
I: Allegro con brio (do mayor). II: Introduzione. Adagio molto (fa mayor). III: Rondò. Allegretto moderato-Prestissimo (do mayor).
Junto con la Appassionata (op. 57) y Les adieux (op. 81a), la sonata n.° 21 está considerada una de las más importantes del periodo intermedio o heroico de Beethoven. Finalizada en el verano de 1804, apareció dedicada al conde alemán Ferdinand von Waldstein (1762-1823), quien en 1792 convenció al príncipe elector de Colonia para que financiara el traslado del músico de Bonn a Viena para establecerse como alumno de Haydn.
El adagio molto del segundo movimiento fue pensado en un principio como un pasaje medio que finalmente desechó, pero que sería publicado después como un andante favori independiente catalogado como Andante grazioso con moto en fa mayor (WoO 57).


Sonata para piano n.° 22 en fa mayor (op. 54), 1804
I: Tempo di minuetto (fa mayor). II: Allegretto (fa mayor).
Con solo dos movimientos, la sonata n.° 22 fue terminada en el mismo periodo que la Waldstein y mientras finalizaba la Sinfonía n.° 3 en mi bemol mayor (op. 55). El Bureau d’Arts et d’Industrie la publicó en Viena en 1806.


Sonata para piano n.° 23 en fa menor (Appassionata, op. 57), 1804
I: Allegro assai (fa menor). II: Andante con moto (re bemol mayor). III: Allegro ma non troppo-Presto (fa menor).
Escrita entre el Tripelkonzert (op. 56) y el cuarto concierto para piano (op. 58), la Appassionata figura entre las sonatas más conocidas e interpretadas de Beethoven. El sobrenombre, impuesto por el editor vienés, no fue del agrado del compositor, pues consideraba que todas sus obras debían ser ejecutadas del mismo modo: apasionadamente.
El músico aprovechó una breve estancia en la localidad austríaca de Döbling para componerla y en la edición de 1807 apareció dedicada al conde húngaro Franz Brunswik de Korompa (1777-1849), violonchelista y empresario teatral con quien Beethoven trabaría una prolongada amistad.
En su momento fue recibida como una sonata especialmente conmovedora y oscura, pero su apreciación ha variado con el paso del tiempo y hoy la atención se centra en las dificultades técnicas de su interpretación.


Sonata para piano y violonchelo n.° 3 en la mayor (op. 69), 1807-1808
I: Allegro ma non troppo (la mayor). II: Scherzo. Allegro molto (la menor). III: Adagio cantabile-Allegro vivace (la mayor).
Desde sus dos primeras sonatas para piano y violonchelo (op. 5), publicadas en 1796, transcurrieron más de diez años antes de que Beethoven volviera a unir estos dos instrumentos en el op. 69. Fue publicada en Leipzig, por Breitkopf & Härtel, en 1809 —después de que el 5 de marzo fuera estrenada por el violonchelista Nikolaus Kraft y la pianista Dorothea von Ertmann— y dedicada al aristócrata alemán Ignaz von Gleichenstein (1778-1828), amigo del compositor y uno de los forjadores de la renta anual que ei músico recibía de la nobleza austríaca.
Fue finalizada en el mismo periodo compositivo en que concluyó la quinta y la sexta sinfonías, pero en esta ocasión manuscribió en la partitura Inter Lacrimas et Luctum [Entre lágrimas y dolor] en alusión a la ocupación de Viena por las tropas francesas.


Sonata para piano n.° 24 en fa sostenido mayor (op. 78), 1809
I: Adagio cantabile (fa sostenido mayor). II: Allegro vivace (fa sostenido menor).
Dedicada a la condesa húngara Therese von Brunsvik (1775-1861) en la edición de Leipzig de 1809, esta breve sonata de tan solo dos movimientos estuvo siempre entre las favoritas de su autor, junto a la n.° 23 (Appassionata) y la n.° 29 (Hammerklavier).


Sonata para piano n.° 25 en sol mayor (op. 79), 1809
I: Presto alla tedesca (sol mayor). II: Andante (sol menor). III: Vivace (sol mayor).
Con tres movimientos y finalizada también en 1809, la sonata para piano n.° 25 es una de las más breves que Beethoven escribió, pues la duración de su interpretación no alcanza los diez minutos. Es la razón por la que el compositor se refería a ella como «sonata fácil» o «sonatina». Fue publicada en Leipzig, por Breitkopf & Härtel, en 1810.


Sonata para piano n.° 26 en mi bemol mayor (Lebewohl-Sonate, op. 81a), 1809-1810
I: Das Lebewohl [Los adioses]: Adagio-Allegro (mi bemol mayor). II: Abwesenheit [La ausencia]: Andante espressivo (do menor). III: Das Wiedersehen [El regreso]: Vivacissimamente (mi bemol mayor).
Obligado a salir de Viena ante el asedio de las tropas francesas, el archiduque Rodolfo de Austria dejó a Beethoven en un estado anímico que le llevó a escribir esta sonata con el título Lebewohl o Los adioses, nombre de su primer movimiento. Meses después de su inicio, y a medida que la situación bélica y política se transformaba, compuso los dos restantes hasta que la obra programática pudo quedar completada: despedida, ausencia y reencuentro.
Se trata de una composición excepcional en el conjunto de la trayectoria del autor debido a su contenido político, cuyo paralelismo sí puede hallarse en Fidelio —así como en la Fantasía coral, correspondiente a la misma época—, por lo que se aleja en su trasfondo de otras de sus más conocidas creaciones y que es difícil de entender sin haber comprendido primero la importancia de la relación entre el músico y el archiduque y hasta qué punto condicionó la vida del primero. En la edición de Leipzig de 1811, por Breitkopf & Härtel, el autor añadió la siguiente dedicatoria: «A la partida de su Alteza Imperial, para el Archiduque Rodolfo en admiración».


Sonata para piano y violín n.° 10 en sol mayor (op. 96), 1812
I: Allegro moderato (sol mayor). II: Adagio espressivo (mi bemol mayor). III: Scherzo. Allegro (sol menor). IV: Poco allegretto (sol mayor).
La última sonata para piano y violín que Beethoven compuso fue interpretada por primera vez el 29 de diciembre de 1812 en la residencia del príncipe Lobkowitz por el violinista francés Pierre Rode y el archiduque Rodolfo de Austria, destinatario de la dedicatoria. El estreno público en Viena tuvo lugar el 7 de enero siguiente a cargo de los mismos instrumentistas, aunque su publicación por Steiner se demoró hasta 1816.


Sonata para piano n.° 27 en mi menor (op. 90), 1814
I: Mit Lebhaftigkeit und durchaus mit Empfindung und Ausdruck [Con vivacidad y completo sentimiento y expresividad] (mi menor). II: Nicht zu geschwind und sehr singbar vorgetragen [No demasiado rápido y transmitido como un canto] (mi mayor).
En los cuatro años que transcurrieron desde la Lebewohl-Sonate, Beethoven dedicó su principal actividad creativa a la música incidental de Egmont, el oratorio Christus am Ölberge, la Misa en do mayor, las sinfonías séptima y octava y la ya para entonces popular Wellingtons Sieg, hasta que en 1814 compuso la sonata para piano n.° 27 en la que mantuvo la sustitución del tempo en italiano por indicaciones en alemán. Fue publicada en Viena, por Steiner, en 1815.
El autor la dedicó a uno de sus amigos y benefactores, el príncipe Moritz von Lichnowsky (1771-1837), cuya familia estuvo siempre ligada a la protección de las artes y el mecenazgo de músicos como Mozart y Beethoven.


Sonata para piano n.° 28 en la mayor (op. 101), 1816
I: Etwas lebhaft und mit der Innigsten Empfindung [Algo vivaz y con el más íntimo sentimiento] (la mayor). II: Lebhaft, marschmässig [Vivaz, marchando] (fa mayor). III: Langsam und sehnsuchtvoll [Lento y con nostalgia] (la mayor). IV: Geschwind, doch nicht zu sehr und mit Entschlossenheit [No demasiado rápido y con determinación] (la mayor).
Considerada la sonata con la que inició el periodo final de su trayectoria compositiva, Beethoven la dedicó a la baronesa y pianista Dorothea von Ertmann, amiga del músico y habitual intérprete de sus obras. Fue la época en la que el estilo creativo se tornó más complejo y lírico y en la que se detecta un mayor intimismo que en partituras anteriores.
Compuesta durante el verano de 1816 en la localidad austríaca de Baden, Steiner la publicó en Viena en 1817.


Sonata para piano y violonchelo n.° 4 en do mayor (op. 102, n.° 1), 1815
I: Andante-Allegro vivace (do mayor). II: Adagio-Allegro vivace (la menor).
Casi siete años después de su anterior sonata para violín y violonchelo (op. 69), Beethoven volvió a asociar los dos instrumentos en el op. 102 con las dos últimas que compuso, dedicadas ambas a la aristócrata húngara Anna Maria Erdődy, amiga personal del compositor, y escritas para el violonchelista Joseph Linke, quien más tarde sería solista en el Theater an der Wien.
Las dos sonatas del op. 102 fueron publicadas conjuntamente en Bonn y Colonia en 1817.


Sonata para piano y violonchelo n.° 5 en re mayor (op. 102, n.° 2), 1815
I: Allegro con brio (re mayor). II: Adagio con molto sentimiento d’addetto (do mayor). III: Allegro fugato (re mayor).


Sonata para piano n.° 29 en si bemol mayor (Hammerklavier-Sonate, op. 106), 1818
I: Allegro (si bemol mayor). II: Scherzo. Assai vivace (si bemol mayor). III: Adagio sostenuto. Appassionato e con molto sentimento (fa sostenido menor). IV: Largo-Allegro disoluto (si bemol mayor).
La Große Sonate für das Hammerklavier [Gran sonata para piano de martillos], como el propio autor la tituló, es una de las más largas que el compositor escribió y de las que quedó más satisfecho tanto por el resultado final como por la influencia que legaría a sus futuros intérpretes. Beethoven quiso usar el término Hammerklavier, piano de martillos, para establecer la diferencia entre el piano y el clave, así como la existente entre las cuerdas golpeadas del piano moderno y las cuerdas pulsadas del clavicémbalo.
Se trata de una de las grandes obras de su último periodo creativo y durante varios años fue considerada una de las sonatas más exigentes del repertorio pianístico que solo Franz Liszt se atrevió a interpretar en público en 1836. Todavía hoy sus dificultades técnicas continúan siendo una barrera de alta complejidad para su ejecución.
Finalizada durante el verano de 1818, Beethoven dedicó la Hammerklavier al archiduque Rodolfo de Austria en la edición vienesa de Artaria, publicada en 1819.


Sonata para piano n.° 30 en mi mayor (op. 109), 1820
I: Vivace ma non troppo-Adagio espressivo (mi mayor). II: Prestissimo (mi menor). III: Gesangvoll, mit innigster Empfindung [Andante, molto cantabile ed espressivo] (mi mayor).
Beethoven interrumpió en 1820 la composición de la Missa solemnis en re mayor (op. 123) para atender las exigencias del editor alemán Adolf Schlesinger, con quien ya había acordado la publicación de sus siguientes obras, para escribir sus últimas sonatas para piano, diferenciadas por sus innovaciones técnicas y estructurales desde la Hammerklavier.
La op. 109 probablemente fue terminada a finales de ese mismo año y dedicada en la edición vienesa de 1821 a Maximiliane Brentano, miembro de una de las familias benefactoras del compositor desde años atrás.


Sonata para piano n.° 31 en la bemol mayor (op. 110), 1822
I: Moderato cantabile molto espresso (la bemol mayor). II: Allegro molto (fa menor). III: Adagio ma non troppo-Allegro ma non troppo (la bemol mayor).
En las últimas sonatas que Beethoven escribió, como en el resto de las obras que compuso hasta el final de sus días, es evidente el amargo padecimiento que le producía la sordera, pero también su interés en dejar para la historia una trayectoria musical única e irrepetible. Y no dudó para ello en componer al mismo tiempo no solo las últimas sonatas para piano, sino también las últimas piezas de música de cámara y la Missa solemnis antes de que culminara en 1824 la novena sinfonía.
La sonata catalogada como op. 110 fue publicada en 1822 por Schlesinger en París y Berlín, como la siguiente (op. 111), las dos capitales europeas que habían tomado el relevo de Viena como referencia fundamental del romanticismo que ya estaba en intenso desarrollo.


Sonata para piano n.° 32 en do menor (op. 111), 1822
I: Maestoso. Allegro con brio e appassionato (do menor). II: Arietta. Adagio molto, semplice e cantabile (do mayor).
Con tan solo dos movimientos, la última sonata para piano que Beethoven compuso es también una de las últimas obras que escribió para piano solista, junto con dos series de bagatelas (op. 119 y op. 126) y las Variaciones Diabelli (op. 120). En ningún caso supuso su despedida del instrumento que tantas satisfacciones y amarguras le había generado durante más de treinta años, pero sí un cambio de rumbo que se plasmaría en sus últimas composiciones.
Dedicada al archiduque Rodolfo de Austria, y publicada en París y Berlín en 1822 previo acuerdo con el editor Schlesinger, el músico de Bonn cerró con esta partitura un ciclo de treinta y dos sonatas para piano, diez sonatas para piano y violín y cinco sonatas para piano y violonchelo.
Aún compondría antes de 1827, año de su muerte en Viena, canciones, arreglos, variaciones, oberturas, cuartetos de cuerdas y la Sinfonía n.° 9 en re menor (op. 125), pero las sonatas para piano, con violín o violonchelo, han dejado en la historia de la música y de la civilización universal un legado de imprescindible valor.


Ludwig van Beethoven en Crónicas del Helesponto: Sinfonías y conciertos · Fidelio (op. 72) · Fantasía para piano coro y orquesta en do menor (op. 80) · Música de cámara.
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