Odisea (canto V, 44-115) · Fotografía: Lewis W. Hine (Palmer, Massachusetts, 1911)

Odisea, de Homero (canto V, 44-115): «Odiseo llega a Esqueria de los feacios: Me preguntas tú, una diosa, por qué he venido yo, un dios»


El mensajero Argifonte no desobedeció. Ató a sus pies divinas sandalias de oro que le llevaban sobre el mar y sobre la tierra inmensa con la rapidez del viento y tomó la vara con la que adormece los ojos de los hombres que quiere o despierta a los que duermen. Con ella en las manos el poderoso Argifonte emprendió el vuelo y, al llegar a Pieria3, bajó al ponto y comenzó a volar como la gaviota que, pescando peces en los grandes senos del mar estéril, moja en el agua sus tupidas alas. Tal parecía Hermes mientras volaba por encima del gran oleaje.
Cuando hubo arribado a aquella isla tan lejana, salió del violáceo ponto, prosiguió su camino hacia la vasta gruta donde moraba la ninfa de hermosas trenzas y la halló en ella. Un gran fuego ardía en el hogar y un olor de quebradizo cedro y de incienso se extendía al arder a lo largo de la isla mientras ella, cantando con voz hermosa, tejía en el interior con lanzadera de oro. En torno a la cueva había nacido un florido bosque de alisos, de chopos negros y olorosos cipreses, donde anidaban las aves de largas alas, los búhos y halcones y las cornejas marinas de afilada lengua que se ocupan en cosas del mar.
Junto a la honda cueva se extendía una viña floreciente cargada de uvas. Y cuatro fuentes manaban, muy cerca la una de la otra, dejando correr en varias direcciones sus aguas cristalinas. Se veían verdes y amenos prados de violetas y apio; al llegar allí, hasta un inmortal se hubiese admirado, sintiendo que se le alegraba el corazón. Se detuvo Argifonte a contemplar aquello, y después de admirarlo, penetró en la ancha gruta y fue reconocido por Calipso, la divina entre las diosas, pues los dioses no se desconocen entre sí, pero no halló al divino Odiseo, que estaba llorando en la ribera, donde tantas veces consumía su ánimo con lágrimas, suspiros y dolores. Y Calipso, la divina entre las diosas, hizo sentar a Hermes en espléndido y magnífico sitial y le preguntó de esta manera:
—¿Por qué has venido, Hermes, el de vara de oro, venerable y querido? Antes no solías frecuentarla. Di qué deseas, pues mi ánimo me impulsa a cumplirlo si puedo y es factible. Pero sígueme primero para que te ofrezca los dones de la hospitalidad.
Habiendo hablado de esta manera, Calipso puso ante ella una mesa que había llenado de ambrosía y mezcló el rojo néctar. Allí bebió y comió el mensajero Argifonte. Y cuando hubo cenado y repuesto su ánimo con la comida, respondió con estas palabras:
—Me preguntas tú, una diosa, por qué he venido yo, un dios. Voy a decírtelo con sinceridad, ya que así lo demandas. Zeus me ordenó que viniese, sin que yo lo deseara: ¿quién atravesaría de buen grado tanta agua salada sin ninguna ciudad en que los mortales hagan sacrificios a los dioses y les inmolen selectas hecatombes? Mas no le es posible a ningún dios transgredir ni cumplir la voluntad de Zeus, que lleva la égida. Dice que está contigo un hombre, el más infortunado de cuantos combatieron alrededor de la ciudad de Príamo durante nueve años y, en el décimo, habiéndola destruido, tornaron a sus casas; pero en el regreso ofendieron a Atenea y la diosa hizo que se levantara un viento contrario e hinchadas olas. En ellas hallaron la muerte sus esforzados compañeros, pero a Odiseo el oleaje y el viento lo trajeron hasta aquí. Y ahora Zeus te ordena que permitas que este hombre se marche cuanto antes, porque no es su destino morir lejos de los suyos, sino verlos y regresar a su casa y a su patria.

3Pieria: territorio macedonio en donde, según la mitología, se encontraba el Monte Pierus, morada de Orfeo y las musas.


Fotografía: Lewis W. Hine (Palmer, Massachusetts, 1911) – Anterior (canto V, 1-43): «Comunica a la ninfa Calipso nuestra firme decisión» – Siguiente (canto V, 116-170): «Os irritáis con las diosas que duermen con un hombre si lo han convertido en su amante» – Inicio de la Odisea – Diccionario y sumario de la Odisea.