Historia de la vida del Buscón (1626), de Francisco de Quevedo: «De las crueldades de la ama y travesuras que hizo: Rezaba más oraciones que un ciego» (Libro primero, cap. VI, 4)


Traía un rosario al cuello siempre, tan grande, que era más barato llevar un haz de leña a cuestas. De él colgaban muchos manojos de imágines, cruces y cuentas de perdones que hacían ruido de sonajas. Bendecía las ollas y al espumar hacía cruces con el cucharón. Yo pienso que las conjuraba por sacarles los espíritus, ya que no tenía carne. En todas las imágines decía que rezaba cada noche por sus bienhechores; contaba ciento y tantos santos abogados suyos, y en verdad que había menester todas estas ayudas para desquitarse de lo que pecaba. Acostábase en un aposento encima del de mi amo, y rezaba más oraciones que un ciego. Entraba por el Justo Juez5 y acababa en el Conquibules6, que ella decía, y en la Salve Rehína7. Decía las oraciones en latín adrede por fingirse inocente, de suerte que nos despedazábamos de risa todos. Tenía otras habilidades; era conqueridora8 de voluntades y corchete9 de gustos, que es lo mismo que alcahueta; pero disculpábase conmigo diciendo que le venía de casta como al rey de Francia sanar lamparones.10
¿Pensará vuestra merced que siempre estuvimos en paz? Pues ¿quién ignora que dos amigos, como sean codiciosos, si están juntos, se han de procurar engañar el uno al otro? «Ésta ha de ser ruin conmigo, pues lo es con su amo», decía yo entre mí; ella debía de decir lo mismo porque chocamos de embuste el uno con el otro, y por poco se descubriera la hilaza11. Quedamos enemigos como gatos y gatos, que en despensa es peor que gatos y perros.

5Justo Juez: oración del Justo Juez, muy recitada por los ciegos, para protección de enemigos, males y peligros. 6Conquibules: deformación del credo de san Atanasio: Quicumque vult salvus esse… («Todo aquel que quiera salvarse…»). 7Salve Rehína: deformación de la Salve Regina, oración a la Virgen. 8conqueridora: conquistadora. 9corchete: ayudante del alguacil y encargado de prender a los delincuentes. 10sanar lamparones: se creía en la época que los reyes de Francia tenían el don de sanar lamparones, es decir, los ganglios del cuello. 11descubrir la hilaza o la hilacha: dejar ver las intenciones o defectos.


Fotografía: Marjory Collins – Anterior (cap. VI, 3): «Comulgaba y montaba gran suma de dinero» – Siguiente (cap. VI, 5): «Los convidé a verme correr cajas» – Historia de la vida del Buscón · Diccionario y sumario del Buscón.