Don Quijote de la Mancha (1.ª parte, cap. V, 4) · Fotografía: Nicolas Muller

Don Quijote de la Mancha (1605), de Miguel de Cervantes (cap. V, 4): «Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero: A todas las hazañas se aventajarán las mías»


De suerte que, cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mismas palabras y razones que el cautivo Abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mismo modo que él había leído la historia en La Diana de Jorge de Montemayor6, donde se escribe, aprovechándose della tan a propósito, que el labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades; por donde conoció que su vecino estaba loco y dábale priesa a llegar al pueblo por escusar el enfado que don Quijote le causaba con su larga arenga. Al cabo de lo cual dijo:
—Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean ni verán en el mundo.
A esto respondió el labrador:
—Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino, ni vuestra merced es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana.
—Yo sé quién soy —respondió don Quijote—, y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia7, y aun todos los Nueve de la Fama8, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías.

6Jorge de Montemayor (h. 1520-1561), escritor portugués en lengua castellana y autor de Los siete libros de la Diana, considerada la primera novela pastoril. 7Doce Pares de Francia: caballeros feudales al servicio de la corona francesa citados en el poema épico La Chanson de Roland, escrito a finales del siglo XI. 8Nueve de la Fama: nueve personajes históricos representantes del ideal de caballería por la literatura medieval, de los que tres eran cristianos —Arturo de Bretaña, Carlomagno y Godofredo de Bouillón—, tres eran judíos —Josué (conquistador de Canaán), David (rey de Israel) y Judas Macabeo— y tres eran paganos —Héctor de Troya, Alejandro Magno y Julio César—, cuyas vidas se narran en la Crónica llamada del triunfo de los nueve más preciados varones de la Fama, traducida al castellano por Antonio Rodríguez Portugal en 1530.


Fotografía: Nicolas Muller – Anterior (cap. V, 3): «No se podía tener sobre el borrico» – Siguiente (cap. V, 5): «El más delicado entendimiento de toda la Mancha» – Primera parte del Quijote – Diccionario y sumario del Quijote.