Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
—¿Dónde estás?
Él contestó:
—Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí.
El Señor le replicó:
—¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol prohibido?
El hombre respondió:
—La mujer que me diste por compañera me ofreció el fruto y comí.
El Señor dijo a la mujer:
—¿Qué has hecho?
Ella respondió:
—La serpiente me engañó y comí.
Y el Señor Dios dijo a la serpiente:
—Por haber hecho eso, maldita seas entre todos los animales domésticos y las bestias salvajes; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo todos los días de tu vida; pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente y su simiente, y ella te herirá la cabeza cuando tú quieras herir su calcañar.
Y a la mujer le dijo:
—Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos, darás a luz hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido y él te dominará.


Fotografía: Mercuro B. Cotto – Anterior (3:1-8): «Entonces se les abrieron los ojos a los dos» – Siguiente (3:17-24): «Maldita será la tierra por tu causa» Inicio del GénesisDiccionario y sumario del Génesis.